Radiografía de un videojuego destrozado
Entre las cosas que peor os podéis encontrar a la hora de comprar hoy en día un videojuego de NES es el estado en que se encuentra este. Yo he visto barbaridades, cosas que jamás os podríais imaginar.
En año 1998 me entro el gusanillo por buscar todos aquellos juegos de NES con los que jugaba de pequeño (y no tan pequeño). En la misma calle donde vivía existía un videoclub que a principios de 1990 puso a disposición de los clientes la oportunidad de poder alquilar juegos de NES. Esta era la consola de moda del momento y nadie perdía oportunidad de sacar tajada del pastel.
Entre los primeros juegos que nos podíamos encontrar en aquella época estaba: Super Mario Bros. 2 (una maravilla para todos nosotros, todavía no había llegado a España el SMB 3), Journey to Silius (en su momento nos pareció una autentica mierda, hoy es para nosotros de los mejor), Ballon Fight (este si era una mierda), Robowarrior (mas de lo mismo), Megaman 2 (del que voy hablar ahora), Goonies 2 (un encanto), Trojan (malos recuerdos), Kung Fu (vaya), Rygar (este era buenísimo), Fester´s Quest (muy buenos recuerdos), Puncht Out (je je je), Burai Fighter, The Adventure of Bayou Billy y luego en caja pequeña (primera remesa) Super Mario Bros., Metroid, Soccer, Ice Hockey y Golf.
Pasados los años el numero de juegos fue aumentando, llego la Mega Drive, la SNES, la PSX y en 1998 se empezaron a deshacer de todos los juegos de NES que nos habían hecho soñar durante tantos años. D ecidieron poner al precio de 1.000 pesetas todos los juegos que tenían de NES. Lo primero que pensé fue: tengo que hacerme del Megaman 2. Así fue que me dirigí allí con el poco dinero que me quedaba de la paga y les compre el Megaman 2.
Imagínense un juego que ha estado durante 8 años en una estantería en pleno contacto con el humo de tabaco, cociéndolo la gente cada vez que iban a alquilarlo o simplemente para ver como era el juego mirando en la parte de atrás, la humedad, pues Santander es un lugar húmedo a no mas poder, el calor del verano, etc...
El aspecto de la caja del juego dejaba mucho que desear, pero es que ¡Era el Megaman 2! y no estaba como para tirar oportunidades por la borda (hoy en día no he vuelto ha ver un Megaman 2 a la venta). Así pues pague, cogí el juego y me lo lleve para casa.
Ahora les muestro la instantánea de como esta la caja, para que me entiendan:
Bueno, al menos se ve que es el Megaman 2 aún dando repelus la pila de roña que lleva encima.
Ahora les mostrare un examen mas exhaustivo explicando el por que de esos daños tan preocupantes y que haría que mas de uno se hechase atrás a la hora de comprarlo:
En las tres marcas cuadradas rojas muestro los restos de lo que parece ser cinta adhesiva celo. Los restos amarillos es nicotina o simplemente roña que han dejado los dedos de vete tu a saber quien al contacto. El por que había ahí tres trozos de celo es causa de que el jefe del videoclub estaba hasta las narices de que abriésemos las cajas para coger las tarjetas del Club Nintendo, así que uso celo para cerrar la apertura y fin del asunto. A lo largo de los años ese celo desapareció (no se por que) y los restos de adhesivo fueron cogiendo las impurezas del local.
Estos destrozos en la parte derecha de la caja se deben a la cantidad de veces que el juego ha sido agarrado por ese mismo lado. Calculen durante 8 años cuanta gente habrá tenido en la mano esta caja: demasiada gente. Este es el resultado.
Y las marcas blancas que tiene en la parte de abajo es consecuencia del sitio donde ha estado apoyado durante largos años junto con el roce de otras cajas.
Desde luego que no me preocupo muchísimo como estaba la caja, dado que a mi lo que me interesaba era jugar al juego no rendir culto a la imagen o envoltorio del mismo. Como curiosidad decir que cuando lo abrí me encontré con que conservaba el plástico transparente que protegía los cartuchos cuando te los comprabas nada mas salir a la venta, todo un detalle. Mi gozo se vio en un pozo cuando vi el estado del cartucho, que ahora os muestro aquí:
Ahora si que estaba aterrorizado, y lo primero que se me vino a la cabeza fue: ¿Pero donde coño has estado metido todo este tiempo que no hay ni Dios que te reconozca? Supongo que ustedes me comprenderan, y una imagen vale mas que mil palabras.
Todavía conservaba el numero de serie del videoclub (el 17) y se podía ver mas o menos el título del juego. El plastificado de la etiqueta había desaparecido y tenia el aspecto de haber estado metido en una lavadora. Me preguntaba si todavía funcionaba, así pues lo metí en mi NES, le di al power y ahí estaba: vivito y coleando.
Menos mal que después de todo no fue para tanto. Esto me dio una lección: No juzgues nunca los juegos viejos por su envoltorio, y si tenéis la oportunidad de tener un juego de NES, aunque sea sin caja, nunca desaprovechéis la ocasión o igual no lo volvéis a ver en la vida.
Terrible.
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